¿Treinta y siete, trescientos setenta,
tres mil setecientos?
¿Cuántos años hace que construimos
aquel castillo?
¿Cuantas guerras pasaron?
¿Cuanta fue la locura?
Pasión, amor, rabia y odio,
Ternura, cuidados, sacrificio.
Partos y muerte.
Aquellas paredes lo conocieron todo.
Veintinueve, doscientos noventa, dos
mil novecientos...
y aquel castillo aún se aguantaba,
desafiando la erosión del tiempo y las
tormentas
Luego pareció derrumbarse,
desaparecer en la bruma del tiempo,
lejano, distante, como aquellas cosas
que no se quieren recordar.
El dolor es un mago negro que oculta
todo lo que toca.
A veces nuestra crueldad es tan solo la
ceguera de su hechizo.
Hoy amaneció claro y despejado,
el sortilegio hace tiempo que caducó,
el mago ha perdido su poder.
Y hoy como ayer, aquel castillo sigue en
pié,
erguido y desafiante en donde siempre
estuvo.